Al penetrar la Cordillera de la Costa, antes de desembocar en el Océano Pacífico, los rios Ñuble e Itata confluyen, convirtiendo en uno, dos torrentes que en su largo viaje, han dejado una pródiga y fértil franja de tierra donde conviven extensas plantaciones de pinos e innumerables viñedos, conformando un panorama de excepcional belleza natural.

Es el Valle del Itata uno de los más meridionales y abundantes de Chile. Milenario y profuso el Valle del Itata se extiende cautivante por unos 100 kilómetros, entre las ciudades de San Carlos por el Norte y Bulnes por el Sur, en la pródiga Provincia de Ñuble en la Octava Región.  

En extenso, con territorios que poseen características muy distintivas han dado origen a producciones agrícolas diversas. Los ríos Ñuble e Itata que han acariciado por siglos estas tierras, son responsables de la rica fecundidad del Valle que además posee variedad de suelos, desde arenosos y franco arcillosos hasta suelos rojos. Si esto no fuera suficiente, las condiciones agroclimáticas del Valle, colaboran también en la producción agrícola de óptima calidad, aquí se conjugan notables diferencias de temperatura entre el día y la noche en el periodo de maduración de los frutos, con más de 30 grados Celsius a la sombra en los meses de Diciembre, Enero, Febrero e incluso Marzo para descansar en la noche la temperatura de la noche a más de 10 grados.

Los productos de este Valle, sobre todo los que se yerguen en los lomajes aledaños al paralelo 37º, dan origen a productos agrícolas que han cautivado a los consumidores de las más diversas latitudes. Esto sumado a la mano cariñosa de campesinos y productores dedicados ha abierto las puertas de una creciente y atrayente industria agroalimentaria.